Los niños son una fuente
interminable de alegrías, pero también son tan listos que pueden llegar a
manipularnos de la manera más cínica y con nuestra participación. Eso
pasa mucho cuando están en edad escolar y que atraviesan o enfrentan la
mayoría de los problemas con el mundo fuera de su hogar y familia.
Pero a veces nos sentimos unos tiranos pues es difícil saber hasta dónde ceder y cuando ponernos estrictos. Nadie nos prepara para estos dilemas.
Enfermizo o quiere faltar?
Hay algunos niños que ven la oportunidad de quedarse en casa, de seguir bajo la protección de las madres o ambos. Otros, simplemente quieren olvidarse por un día de la escuela y recordar cómo es disfrutar permanecer en el hogar.
Pero cuidado cuando lo toman como pretexto de cada lunes, uno debe estar atenta las palabras que eligen para "pedir permiso" y no asistir a la escuela, ahí hay claves: si dice que "no quiere ir porque le duele la panza"… habrá que revisar si es verdad y en todo caso si eso amerita que falte. Si nos dicen "me duele tal o cual muela o siento náuseas", está claro que ya habla de un síntoma y habrá que tomarlo en serio.
De vez en cuando se vale dejarlo descansar siempre y cuando no interfiera con su desempeño; exámenes finales o con alguna presentación o evento especial en su escuela, pues algunos se libran así y aún más si los padres no están bien informados.
Problemas en la escuela
Otro aspecto a considerar antes de tomar una decisión facilota es saber si el niño tiene problemas de adaptación al entorno o con sus compañeros. Esta etapa puede marcar a tu hijo. Se ha descubierto que en Estados Unidos uno de cada cuatro niños ha sido víctima de abusos psicológicos, verbales o mentales y algunos llegan hasta lo físico. Eso es el llamado Bullying.
Si descubres algo así y lo sigues enviando a la escuela para que "aprenda a defenderse", puede crearle un serio problema psicológico.
Procura estar bien informado de cómo es el ambiente social en la escuela, con quiénes convive a la hora del almuerzo o recreo, si confía en particular en algún maestro, si tiene un amigo o amiga que le pide o exige sus cosas, si puede relacionarse fácilmente con el resto de los compañeros.
Pero sobre todo que sepa que no está solo, que tu estás enterado de lo que le pasa y que no te puede mentir, que estás al tanto de sus amigos y enemigos y que te unes a su pequeños logros y luchas. Sólo de esa forma te confiará lo que realmente siente.
Cambios de humor y físicos
Estas a veces imperceptibles variaciones de su humor y de su estado físico, por pequeño que sea tu hijo, nos puede ayudar a tomar una decisión y a confiar en ella, pues sólo así sabremos si realmente el pretexto de la enfermedad es tal o no, si es un día de pereza que quiere quedarse a gozar su juguetes o si teme ir a la escuela e, incluso, si es porque no estudió y tiene pendiente un examen.
La sobreprotección
Si eres un padre o madre que a la menos provocación le dice que sí a todo a su retoño aún es momento para componer el camino y tener mano y decisión firme sin que nos sintamos culpables. Es más fácil olvidarnos del problema y decir siempre que sí, pero no podemos dejar pasar todo porque es más sencillo, cada paso y cada determinación nuestra cuentan en su educación.
Lo más importante de todo es saber observar a tu hijo y conocer sus rutinas, eso nos ayudará a interpretar lo que nos quiere decir y a tomar mejores decisiones para él y para nosotros mismos, dejándonos tranquilos tanto cuando decimos que sí, como cuando que no.
Pero a veces nos sentimos unos tiranos pues es difícil saber hasta dónde ceder y cuando ponernos estrictos. Nadie nos prepara para estos dilemas.
Enfermizo o quiere faltar?
Hay algunos niños que ven la oportunidad de quedarse en casa, de seguir bajo la protección de las madres o ambos. Otros, simplemente quieren olvidarse por un día de la escuela y recordar cómo es disfrutar permanecer en el hogar.
Pero cuidado cuando lo toman como pretexto de cada lunes, uno debe estar atenta las palabras que eligen para "pedir permiso" y no asistir a la escuela, ahí hay claves: si dice que "no quiere ir porque le duele la panza"… habrá que revisar si es verdad y en todo caso si eso amerita que falte. Si nos dicen "me duele tal o cual muela o siento náuseas", está claro que ya habla de un síntoma y habrá que tomarlo en serio.
De vez en cuando se vale dejarlo descansar siempre y cuando no interfiera con su desempeño; exámenes finales o con alguna presentación o evento especial en su escuela, pues algunos se libran así y aún más si los padres no están bien informados.
Problemas en la escuela
Otro aspecto a considerar antes de tomar una decisión facilota es saber si el niño tiene problemas de adaptación al entorno o con sus compañeros. Esta etapa puede marcar a tu hijo. Se ha descubierto que en Estados Unidos uno de cada cuatro niños ha sido víctima de abusos psicológicos, verbales o mentales y algunos llegan hasta lo físico. Eso es el llamado Bullying.
Si descubres algo así y lo sigues enviando a la escuela para que "aprenda a defenderse", puede crearle un serio problema psicológico.
Procura estar bien informado de cómo es el ambiente social en la escuela, con quiénes convive a la hora del almuerzo o recreo, si confía en particular en algún maestro, si tiene un amigo o amiga que le pide o exige sus cosas, si puede relacionarse fácilmente con el resto de los compañeros.
Pero sobre todo que sepa que no está solo, que tu estás enterado de lo que le pasa y que no te puede mentir, que estás al tanto de sus amigos y enemigos y que te unes a su pequeños logros y luchas. Sólo de esa forma te confiará lo que realmente siente.
Cambios de humor y físicos
Estas a veces imperceptibles variaciones de su humor y de su estado físico, por pequeño que sea tu hijo, nos puede ayudar a tomar una decisión y a confiar en ella, pues sólo así sabremos si realmente el pretexto de la enfermedad es tal o no, si es un día de pereza que quiere quedarse a gozar su juguetes o si teme ir a la escuela e, incluso, si es porque no estudió y tiene pendiente un examen.
La sobreprotección
Si eres un padre o madre que a la menos provocación le dice que sí a todo a su retoño aún es momento para componer el camino y tener mano y decisión firme sin que nos sintamos culpables. Es más fácil olvidarnos del problema y decir siempre que sí, pero no podemos dejar pasar todo porque es más sencillo, cada paso y cada determinación nuestra cuentan en su educación.
Lo más importante de todo es saber observar a tu hijo y conocer sus rutinas, eso nos ayudará a interpretar lo que nos quiere decir y a tomar mejores decisiones para él y para nosotros mismos, dejándonos tranquilos tanto cuando decimos que sí, como cuando que no.
Fotos
Chantaje infantil; No te dejes engañar
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